1. Falta de identidad con el concepto – El inversionista requiere identificarse con el tipo de negocio en el que piensa emprender, porque tener una franquicia que no te gusta es mucho peor que tener un empleo con un jefe incomodo. El trabajo es duro, la demanda de tiempo es alta y el retorno de la inversión dependerá del empeño que se le ponga.
2. Precipitación – A veces por la ansiedad de cerrar la venta de la franquicia, algunas empresas se hacen de la vista gorda frente a las reglas que, en el futuro, se tendrán que enfrentar. Como ejemplo tenemos la falta de un análisis profundo de la experiencia y el perfil del futuro franquiciatario como administrador del negocio, la falta de una limitación de la territorialidad de cada una de las unidades franquiciadas y una precipitada elección del punto comercial.
Por otro lado, se aconseja que la empresa que otorgará las franquicias tenga por lo menos dos años de experiencia antes de desarrollarse como franquicia, ya que es un buen periodo para que los franquiciantes conozcan mejor su mercado, analicen el comportamiento del consumidor, adquieran experiencia y ajusten su metodología de trabajo.
3. Falta de dinero – A la hora de invertir la mayoría de los inversionistas toma solo en cuenta el precio de la franquicia (cuota o derecho de franquicia, equipamiento, remodelación del local, depósitos en garantía y gastos de apertura del punto de venta) y se olvidan de que es necesario tener recursos para cubrir todos los costos de apertura (constitución de la empresa, evento de inauguración, etc.) y de la operación del negocio (capital de trabajo para cubrir gastos fijos y variables como la nómina, inventarios, impuestos, etc.) para mantenerse en funcionamiento hasta que la propia unidad llegue a su punto de equilibrio y sea autosustentable.
4. La ilusión de ganar – Muchas personas creen que comprando una franquicia tendrán el 100% de éxito asegurado. Creer que el negocio funcionará por si solo, sin empeño y trabajo duro por parte del franquiciatario, es un grande error.
5. Mala administración financiera – Las redes de franquicias imparten una capacitación inicial y distribuyen a sus franquiciatarios los manuales de operación (listado de procedimientos que deben ser seguidos por cada franquiciatario) los cuales brindan asesoría administrativa y operativa orientando al inversionista en los principales aspectos del negocio.
Es importante no olvidar que quien hace el corte de caja de la unidad todos los días es el franquiciatario. Por ende, es necesario recordar que todavía es grande el número de emprendedores que confunde las utilidades de la empresa con la propia cartera, se ilusionan tomando las ganancias de las ventas y se olvidan que el negocio necesita de capital de trabajo para seguir funcionando. Es aconsejable que en los primeros meses de operación el dueño se asigne un salario fijo para no desequilibrar el flujo de efectivo del negocio.
6. Rebeldía – No aceptar las reglas establecidas por la empresa franquiciante puede ser fatal. Los problemas comienzan cuando los inversionistas ignoran los procedimientos estandarizados y se empiezan a dirigir solos. La red pierde identidad y el franquiciatario sale del área de control de los riesgos de la franquicia.
7. Ubicación – La elección del punto comercial es uno de los principales secretos del éxito. Muchos caen en la tentación de elegir los puntos comerciales más baratos, lejos de los centros comerciales o de las principales avenidas comerciales de la ciudad, y se olvidan de validar el mejor local para su tipo de actividad, independientemente del precio.